martes, 17 de abril de 2012

AGOSTO

“Agosto” nos cuenta durante tres horas la historia de tres generaciones, cuyo protagonismo y decisiones familiares recaen sobre las mujeres. ya que los hombres recurren, cómodamente o impotentes de hallar una solución, a cierta pasividad.
En la casa sólo viven los abuelos (Ramón, un alcohólico reconocido y su mujer Margarita, que está siendo tratada de cáncer de boca y se ha vuelto drogadicta a los medicamentos) y una hija soltera (Bárbara), cuya vida no ha ido más allá del umbral de la puerta exterior. 
La muerte del abuelo  es motivo para que todos su familiares se reúnan, haciendo que la convivencia entre todos se traduzca en una continua serie de enfrentamientos y polémicas familiares, con motivo de una herencia contaminada. Esto trae consigo un fatal desenlace: Margarita acaba sola y rota de dolor, mientras que los familiares deciden abandonar el domicilio para siempre.

Agosto, caracterizada por ser una comedia de humor negro, abunda en momentos dramáticos y tensos, pero ello no quita que, incluso en ellos, se cuele el humor, hasta llegar a producir algo más que la sonrisa. Estructurada en diversas escenas, éstas se suceden con buen ritmo y las transiciones no conocen los tiempos muertos.

Gerardo Vera, director de la obra, es un escenógrafo, figurinista, actor y director de cine y de teatro español. Con la obra de teatro “Divinas palabras”, montaje del Centro Dramático Nacional de 2006, participó en 2007 en el Lincoln Center Festival de Nueva York, siendo la primera vez que se representaba en el mismo una obra elaborada en España y en español, aunque podemos decir que la obra “Agosto” es uno de los trabajos más importantes de este director.
Vera, cuenta con una excepcional versión de Luis García Montero, quien mantiene y da luminosidad a las imágenes poéticas que Letts crea con su ácido humor, el cual  emana de la insatisfacción de sus personajes. Vera se ha lanzado al proyecto a través de dos excepcionales actrices: Amparo Baró, retirada de la escena hace doce años, y Carmen Machi. Junto a ellas ha llamado a un nutrido grupo de solventes y reconocidos actores como son Sonsoles Benedicto, Alicia Borrachero, Irene Escolar, Gabriel Garbisu, Antonio Gil, Markos Marín, Miguel Palenzuela, Chema Ruiz, Clara Sanchis, Marina Seresesky y Abel Vitón
La propuesta que Vera lleva al escenario es excepcional, una obra dramática de humor negro que caracteriza a la perfección a cada uno de los diferentes personajes.

En cuanto a la caracterización de los mismos, considero que el texto es un “regalo” para ellos, sobre todo para el elemento femenino. Sus caracteres, bien construidos, ofrecen una amplia gama de personalidades. Y los intérpretes de esta versión saben estar a la altura de sus personajes.
Me gustaría hacer especial relevancia a la figura de Johanna (Marina Seresesky), una india que opta por cierto mutismo y soporta con resignación ciertos ataques racistas. Su personaje la deja desamparada, pues no le facilita su labor interpretativa con el diálogo.
Es el "saber escuchar" que tanto se alaba en el mundo del teatro y considero que esta actriz hace un papel extraordinario.

Respecto a los diversos elementos que intervienen en la función, me gustaría destacar la escenografía (a cargo de Max Glaenzel) llevada a cabo en el escenario. Se trataba de una casa, constituida por tres pisos, en la cual se podía observar todos y cada uno de los detalles de cada planta, permitiendo al espectador sentirse más dentro en la obra.
En cuanto al vestuario (por Alejandro Andújar), me parece adecuada la vestimenta de cada uno de los personajes, aunque quizá el vestuario de Bill (Irene Escolar) me parece un poco más actual que lo que requiere la obra en ese período de tiempo.
La iluminación (por Felipe Ramos) es correcta durante toda la obra. Se centraba en los actores que estaban hablando, mientras que el resto de personajes eran iluminados con una luz más tenue, consiguiendo que el público se centre en las conversaciones de los actores.
En cuanto al sonido (por Roc Mateu) debido decir que, en ocasiones, los micrófonos dieron problemas y la voz de los actores era difícil de entender, lo cual complicaba su entendimiento.
Por otro lado, quiero destacar la gran ambientación propuesta en el escenario, destacando los efectos que se daban con el olor a tabaco y a comida, dotando la obra de un mayor realismo.

Respecto a mi valoración personal de la obra, considero que tanto el argumento teatral como la escenografía de los personajes son excelentes. Amparó Baró desarrolla un papel espectacular y, junto a Carmen Machi, forman una pareja teatral (ya habían coincido anteriormente como actrices en la serie de televisión “Siete vidas”) que dará mucho de que hablar. El único “pero”, quizá, la duración de la obra, donde por momentos se puede hacer pesada.

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