“Érase una vez, en Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.
Aterrado, el criado volvió a casa del mercader.
-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
-Pero ¿por qué quieres huir?
-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.
El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.
Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.
-Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?...”
-Yo no he visto a tu criado- respondió fríamente la Muerte.
-Él ha llegado a mi casa aterrorizado perjurando que le habías amenazado esta mañana en este mismo lugar, de hecho, esta noche quiere huir de Bagdad- replicó el mercader.
-¿Y cómo se hace llamar?- preguntó la Muerte
-Hakan.
-Tú le maltratas, él es tu criado más fiel y no merece tu trato- añadió la Muerte.
El mercader salió del mercado cabizbajo y muy confuso, él no entendía nada.
-¿Por qué la Muerte me conoce, por qué la Muerte sabe qué hago con mi criado? -se preguntaba el mercader.
Por el camino reconoció que la Muerte tenía razón y que quizás debería tratar mejor a sus criados.
Mientras volvía a casa, se encontró con Hakan, le explicó todo lo que había ocurrido y le pidió que permaneciera en Bagdad.
La Muerte lo único que quería era que te separaras de mí, pero he recapacitado y voy a cambiar mi trato hacia ti, Hakan- añadió el mercader.
-Tú lo único que quieres es que te acompañe esta noche porque tienes miedo de que la Muerte venga a por ti- exclamó Hakan.
-Pero, ¿cómo puedes pensar eso de mí?, te prometo que voy a cambiar, te trataré bien, pero por favor, quédate conmigo- rogó el mercader.
-Ya he aguantado demasiado tiempo contigo, me voy- exclamó Hakan.
Acto seguido,continuó rumbo a Ispahán, se encontró con la Muerte, y aterrorizado exclamó: ¡¡¡No quiero morir!!!
-No morirás, has aguantado a tu amo durante mucho tiempo, tú no te lo mereces.
Hakan continuó su camino hacia Ispahán, donde pasó la noche, mientras, en Bagdad, el mercader dormía más nervioso de lo normal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario